Lamine es como Messi, sobre todo si le pegan
Yamal también es consciente de que es tan bueno que recibir patadas va en su nómina.

El parecido que tantos le ven a Lamine con Messi yo no lo encontraba casi por ninguna parte. Los dos son extraordinarios, aunque me parece a mí que cada uno en su estilo. Pero, claro, a fuerza de escuchar que son dos gotas de agua, que se va a repetir la historia y que Yamal es el Leo del siglo XXI, pues empecé a fijarme más por si se me había pasado algo por alto.
¡Eureka! Por fin encontré mi afán. Ya sé en que se parecen estos dos fenómenos: en que es mejor no darles patadas gratuitas porque se cabrean y es peor. Recuerdo, y recordará todo el mundo, que a Messi le daban más que a una estera, pero es cierto que pocas veces le hemos visto revolverse por la entrada de un rival. Sólo lo hacía cuando la coz no venía a cuento. Es como si él mismo comprendiera que atizarle era la única manera de frenarle. Se quejaba únicamente si la entrada no tenía la justificación de evitar un gol, un último pase, una jugada de penalti.

Madrid y Barça, los únicos con España
Pues en Lamine también empiezo a ver lo mismo. Lo que me lleva a una conclusión: Yamal también es consciente de que es tan bueno que recibir patadas va en su nómina. Estas cosas solo le pasan a los que son realmente buenos, porque aquellos que no las reciben suele ser por falta de talento o por falta de minutos. Y ni a Messi ni a Lamine les faltó nunca ni lo uno ni lo otro.
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