Merab, con el apoyo Topuria y ante Trump, revalida contra O’Malley

Merab Dvalishvili es imparable. Y no solo porque tenga un cardio de infarto, sino porque hace lo que quiere en la jaula. Con un Arce Choke en el tercer asalto, el georgiano sometió a Sean O’Malley en su revancha por el cinturón del peso gallo en el UFC 316 de Newark, Estados Unidos. Todo ante la mirada del presidente Donald Trump, ya un habitual en los eventos de la compañía, al que se acercó tras su victoria a estrecharle la mano. Una pelea en la que contó con el apoyo del clan Topuria, ya que Aleksandre estuvo en el vestuario junto al equipo e Ilia entró por videollamada después del WOW 20 de Madrid.

En los primeros compases, O’Malley empezó activo, buscando el cuerpo del georgiano. Merab comenzó con su presión asfixiante. El estadounidense llegó con una buena izquierda y una patada frontal. Estaba muy afilado, pero el georgiano le frenó con dos derribos. Castigó en la lona y arriba con rodillazos hasta que sonó la primera campana. Suga apretó e intercambiaron duras manos que Dvalishvili aguantó con una quijada de hierro. Volvió a intentar el derribo varias veces más en el segundo round, pero el norteamericano se supo defender bien con buenos golpes ante un incansable Merab, que no dejaba de presionar, yendo con todo.

En el tercer round, lo consiguió. El georgiano levantó a O’Malley en sus hombros para mandarlo al suelo. Se metió en su guardia, trabajando arriba e intentando clavarle sus manos. Una buena forma para ir sumando puntos y asaltos. Suga se arrastró hasta la reja, aprovechándola para levantarse, pero volvió a ir a la lona. El estadounidense lucía cansado, se le notaba en la respiración y no podía volver arriba. En el suelo, Dvalishvili atrapó su cuello con un Arce Choke para finalizarlo. “Estaba bien preparado, sabía que iba a hacer cambios, porque cuando me he equivocado, los he hecho. Tengo herramientas y voy a demostrar lo que valgo”, sentenció el georgiano. Después de sus triunfos, ya poco más queda que demostrar más que es un fuera de serie.

Harrison trae de vuelta a Nunes

Kayla Harrison era la favorita, y no defraudó. La estadounidense, bicampeona olímpica de judo y número dos en el ranking, sometió en el segundo asalto con una kimura a Julianna Peña para arrebatarle el cinturón del peso gallo en su primera defensa. Un triunfo impecable que la pone en el trono que le corresponde.

No tardó Harrison en hacerse con el control de la jaula. Intercambiaron algunas manos, sin mucho peligro. Peña se desplazaba por el octágono, con buenos movimientos de piernas, evitando los golpes de la que sería la nueva campeona. A la antigua monarca le quitaron un punto por saltarse las normas al lanzarle unas patadas al rostro cuando Kayla estaba con tres puntos de apoyo, con las rodillas. Se recuperó y en el segundo asalto salió con una marcha más. Llevaba la iniciativa con la zurda y unas buenas acciones en el striking. Harrison presionó contra la reja, intentándola derribar, pero terminó cayendo al suelo. Julianna se aferró a los brazos de su compatriota, pero esta la finalizó con una kimura.

Con esta espectacular finalización, Harrison se proclamó campeona del peso gallo y retó a la oponente que realmente tenía en mente y que se encontraba sentada en las primeras filas: Amanda Nunes. La brasileña, toda una leyenda de la UFC y las MMA femeninas, se retiró hace dos años. “Es la peleadora más grande de todos los tiempos, pero yo tengo el cinturón. Ella tiene el legado”, aseguró la estadounidense. A Nunes le convenció la idea de subir una última vez a la jaula. “Quiero pelear contigo. Sabíamos que iba a pasar esto. Los fans lo saben y ahora lo vamos a hacer. Estoy contenta de volver. Enhorabuena, has hecho un trabajo maravilloso”, sentenció Amanda. Sin duda, la pelea más grande de artes marciales mixtas femeninas que se puede ver.

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